NY Times de USA destaca producción de uva en molle y chañar

El Valle de los Cintis, al norte de Tarija, es el hogar espiritual de la vinificación tradicional a pequeña escala. Todavía hay alrededor de 30 viñedos con parrales o enredaderas, de entre 100 y 250 años de edad, que se enredan con los árboles de molle y chañar. Los españoles usaron este sistema para proteger a las uvas del sol y las enfermedades; ha desaparecido en cualquier otro lugar del mundo, dijo el Sr. van Casteren.

En Cepas de Fuego, Weymar Ríos Cavero, quien tiene alrededor de 70 años, todavía hace el vino de la misma manera que su padre y su abuelo, mezclando fertilizantes a mano y mezclando un aerosol natural para enfermedades. "Lo único que he hecho es poner en espalderas y buscar uvas mejor adaptadas aquí", dijo. Su syrah es sobresaliente, afirmó el Sr. Tottenborg.

Las personas más jóvenes están trayendo nuevas perspectivas. Han llevado 15 años para que el enólogo de cuarta generación Marcelo Vacaflores, de 31 años, y su padre revitalicen sus viñedos familiares abandonados. Ellos renovaron la bodega, cavaron pozos y planean plantar nuevas uvas en agosto. Por la carretera, el autodidacta Christian Villamor comenzó Tierra Roja haciendo vino en su habitación. Aunque murió en 2016 a la edad de 37 años, la familia está llevando a cabo los métodos biodinámicos del viñedo y ha plantado nuevas vides de vischoqueña.

Amane Hagiwara, de 31 años, que creció en Japón y el norte de África y se formó en Francia, descubrió el valle mientras viajaba y lo ha convertido en su hogar durante tres años. Atraído por el terruño y la tradición, fermenta el moscatel de Alejandría y la criolla negra de vid antigua en ánforas de barro de fabricación local para su etiqueta, Los Bauguales.

"Lo que tenemos que hacer", dijo, es ser fiel al local "y no copiar la elaboración del vino de otros lugares. Hazlo como lo sientes, con tu tradición, con tu historia; entonces puedes transmitir algo real".

Publicado el 24 de septiembre.